Una carta de "amor"

¿Recuerdas la primera vez que te confesé lo que sentía por ti? Me miraste y con una linda expresión dijiste que la amistad es algo invaluable que no te gustaría romper. 

Entonces respondí con indiferencia, tú te acercaste y me abrazaste, colocaste tu cabeza en mi hombro y me hiciste llorar. Con tus dedos recogiste cada una de las saladas gotas que de mis ojos brotaban, besaste mi mejilla y me dijiste que siempre estarías para mí.

¿Recuerdas como fue la segunda vez que lo hice? Me miraste nuevamente, esta vez te acercaste peligrosamente hacia mi rostro y con sutileza me diste un beso en la frente, –Tú eres como mi hermano. –dijiste y, como lo habías hecho anteriormente, tu cabeza colocaste sobre mi hombro, agarraste mi mano y me permitiste llorar; mirando ambos hacia el infinito me dijiste que no nos separaríamos nunca.

¿Recuerdas la tercera vez que te lo dije?  Echaste a reír mientras tus manos se posaban en mi cara sonrojada. –Tienes que entenderme, ‒Fueron tus palabras. –lo nuestro va más allá. –Me miraste, supiste que sufría, entonces me abrazaste diciendo. ‒¿Para qué pides lo que ya tienes? Me dices que te permita entrar en mi corazón, pero no te das cuenta que tú ya estás dentro de él. –Tus palabras fueron claras y hermosas, pero aún así yo las confundí. Con ternura sostuve tu rostro esperando besarte, lo desviaste y plantaste un beso en mi nariz, agarraste mi mano y nuevamente pusiste tu cabeza en mi hombro. –Eres lo más especial que me ha pasado. –Me dijiste mientras mis lágrimas, acostumbradas al fracaso, rodaban a cántaros por mis mejillas. Te amo, pronuncié entre sollozos, nuevamente levantaste tu rostro y con una mirada penetrante me dijiste, yo también. Mi corazón se llenó de emoción, nuevamente intenté besarte pero otra vez no me lo permitiste.

Pasaron los días y te volví a ver en aquel parque ya acostumbrado a escucharnos; estabas tan radiante como siempre. Te acercaste y con una sonrisa me dijiste: “Me ha dicho que sí”. En ese instante sentí que moría; tú, mi princesa, mí único amor, habías traicionado todo lo que te había dado. Notaste mi semblante, tan duro como una roca, entonces me miraste con aquellos ojos color cielo, un poco rojos y llorosos, y me dijiste las cuatro palabras que marcaron mi vida: “Pensé que me amabas.”; entonces te grité, te dije que te odiaba por traicionarme, te insulté diciendo que me utilizaste, te llamé lo peor que había pasado en mi vida. Noté tus lágrimas mientras apoyabas tu cabeza entre tus palmas. La furia me cegaba, sin embargo mi corazón se partió en mil pedazos al verte llorar de esa manera. No hice nada, sólo retrocedí y caminé sin rumbo.

Hoy, mientras escribo esta carta, lloro al entender lo que te hice. Fui muy inmaduro y el perderte me hizo recapacitar. Siempre confundí las cosas. ¡Tú! ¡Tú eres mi único amor!, y tal como me dijiste aquella vez, siempre me habías correspondido, es sólo que yo generalizó el sentimiento que siempre me has brindado y lo convirtió únicamente en un deseo de privarte de tú libre albedrio, queriéndote únicamente para mí, obligándote a sentir algo que se aleja de lo que toda la vida me has dado, un tipo de amor llamado amistad. Yo he estado obligándote a desearme tanto como yo te deseo a ti.

Pero he aprendido de mi error, por eso he escrito todo esto, pues entendí que fui yo quien nunca comprendió que el amor no solo es una relación de pareja, existe algo casi tan grandes, hermosos y sólidos que nace entre dos personas que quizá no tienen mucho que brindarse más que un hombro para ayudar a superar los obstáculos de la vida. Fui yo quien no entendió que tú eres libre desear a alguien más.
Hace poco te vi, radiante como siempre, y sentí por primera vez lo que es amar. Caminabas de la mano de aquel chico, sonreías como nunca lo habías hecho, te vi feliz, y entonces fui feliz; ¡te amé!, te amé con mi vida, con mi alma y mis sentidos.

Siempre serás parte de mi corazón, y mientras seas feliz yo podré serlo, quizá algún día el destino me premie con alguien tan especial como tú, entonces sé que sentirás exactamente lo mismo que yo en estos momentos, pues tú siempre entendiste lo que significa amar.

Solo me resta pedirte algo, ¿me perdonas por no haberte amado antes?

Con esta carta me presenté a un concurso de cartas de amor, desgraciadamente no obtuve nada (risas aquí) sin embargo si obtuve una buena historia (al parecer los jueces querían algo un poco más apegado a una declaratoria de amor y que se pareciera a una poesía en prosa); espero que la disfruten tanto como yo al escribirla.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Dejame tu comentario y sugerencia!! :)

Por cuestiones de respeto no se permiten mensajes anónimos, ni ofensivos de cualquier naturaleza.