¡OH! Edward, por favor, ¡chúpame la sangre!



Me he demorado varios meses en hacer este artículo, principalmente por pereza, pero aquí estoy, de vuelta al camino y hoy he venido a hablar de lo que para mí es uno de los mayores fraudes de la historia. Advierto que con ello corro el riesgo de que si tú, mi estimada lectora (o estimado lector), tienes entre 12 y 18 años, eres fanática/o de Miley Cyrus, Jonas Brother o algún drama de Disney, además de que en tu vida no has leído nada más que la saga Crepúsculo, me insultes o pongas comentarios exageradamente ofensivos. Bueno antes de eso te digo que si no has leído nada más busques en tu biblioteca más cercana un libro de verdad, algo de grandes filósofos o poetas, como “El Anticristo” de Friedrich Nietzche, “Memorias de mis putas tristes” de Gabriel García Marques, “Salo o las 120 jornadas de Sodoma” del Marqués de Sade, y luego los compares con ese único libro que leíste (claro si es que te puedes comer la narrativa de alguno de estos); ahí podré decirte que en realidad has leído algo en tu vida, y que tienes todo el derecho de insultarme, mientras puedes utilizar esas palabras para alimentar tus sueños húmedos que involucran a un vampiro impotente, una zorra desesperada y zoofílica, y una familia de vampiros “pelucones” (como diría el compañerito presidente) que no tienen nada más que hacer que comprarse ropas y coches.

Aún así mi objetivo es mostrar que escribir como Meyer es muy sencillo, para esto decidí escribir un fan-fic acerca de una relación mal llevada en los libros de la susodicha mormona (así es, puedes pensar que solo vi las películas pero me digerí los 4 libros de una manera analíticamente insoportable). Mi fan-fic se divide en dos partes, la primera nos muestra a una Bella y un Edward en el universo de Meyer, y la segunda mostraré a una Isabel y Eduardo en mi universo. Ambos llevarán por título ¡OH! Edward/Eduardo, por favor, ¡chúpame la sangre!

¡OH! Edward, por favor, ¡chúpame la sangre!

Universo Meyer:

Encontramos a Bella y Edward nuevamente acurrucados en la cama, mientras Bella lee el libro “Cumbres borrascosas”, Edward tararea la canción que le compuso mientras sopla su cuello y nota como Bella se exalta rasgando su jersey color café mientras Edward levanta la cara para besarla.

Esto es peligroso. Le dice alejándola, tú aún eres humana.

No será por mucho tiempo. Le responde Bella mientras se abalanza sobre su cuerpo gélido y duro como el mármol. Todo lo que necesito eres tú, tú eres mi amor, Edward te amo tanto, ¡jamás podría vivir sin ti!, si tú te vas… Su respiración se entre corta mientras gira su rostro para evitar mostrar sus sollozos.

Edward agarra una de sus lágrimas, las seca y luego gira su rostro para dejar visible el caro pendiente que le había regalado por motivo de su primer mes de novios. Yo tampoco podría vivir sin ti. Le responde a tiempo que junta sus gélidos labios. Bella se deja llevar y lo besa apasionadamente, Edward la separa bruscamente, gira el rosto y muestra su semblante enojado.

¿No entiendes que te podría matar? Bella solo responde. Edward, por favor, ¡chúpame la sangre!


Fin.


Hasta aquí solo alteré una cosa y es la voz narrativa, sinceramente si lo hacía en primera persona no iba a tener tanto impacto, pero la forma de escribir de Meyer está presente, redundancia, frases cursis, citas innecesarias de otras obras, superficialidad extrema, auto dependencia. Ese libro debería ser un crimen para cualquier adolescente. Para los novatos en esto lo orienté al primer mes de novios, antes de que llegaran la pandilla de Vitoria.

Ahora viene mi versión, quizá un poco más pintoresca.



¡OH! Eduardo, por favor, ¡chúpame la sangre!


Mi universo:


La quietud de la noche arrullaba a Isabel en su cama, esperaba paciente el momento exacto en el que su espectral amor arribaría. Entre las penumbras notó su silueta, en un parpadeo lo tuvo a su lado.

Eduardo. –Alcanzó a pronunciar al tiempo que este sellaba sus labios con su dedo índice. –Ha llegado la hora de alimentarme. –Le dijo mientras removía las sábanas para revelar el cuerpo de quien había poseído como su amante.

Toma todo lo que quieras de mí, soy tuya. –Respondió al tiempo que Eduardo introducía sus colmillos lentamente en su yugular. Apenas unos sorbos le bastaban para que su corazón se volviese a avivar, para que volviese a sentir como si nuevamente tenía aquellos 17 que le fueron arrebatados por otro ser tan oscuro como él. Mientras bebía la abrazó, esta se retorció a causa del escalofrío que le provocaba su piel helada, casi pútrida.

A medida que este se satisfacía su corazón volvía a bombear, su piel se tornaba más cálida.

Es suficiente. –Replicó Isabel pero Eduardo parecía no escucharle. Rápidamente tomó el collar que este le regaló y lo puso en su frente. El vampiro salió disparado a un extremo de la habitación, su boca ensangrentada lo hacía notar satisfecho.

Mi más grande acierto fue haberte regalado ese collar de luz ultravioleta. –Le dijo mientras se acercaba a sus piernas.

Tienes que esperar a que el virus que infectaste en mi acelere la reproducción de mi sangre, es la única manera de que puedas disfrutarme más.

Comenzó a dar vueltas en la habitación. Los minutos pasaron, entonces Isabel exclamó. –Eduardo, ya casi está. –Este de inmediato se quitó la camisa que llevaba, su piel aún estaba putrefacta. Necesito más de tu sangre. –Le dijo. Isabel notó el bulto que sobresalía de sus Jeans. –El corazón ha bombeado algo de sangre allá abajo, ¿no es así?

Enseguida Eduardo quedó totalmente desnudo, mostrando su cuerpo demacrado y pálido, la piel apenas si había recuperado la sangre necesaria para revivir. –Serás mía por siempre. –Le dijo mientras unían sus cuerpos al compás del sexo sin freno.

Isabel gemía del placer mientras Eduardo lamía sus labios en espera del momento. Entonces esta gritó. -¡OH! Eduardo, por favor, ¡chúpame la sangre!


Les explicaré esta última, si yo hubiera sido Meyer mis vampiros no hubieran perdido su malicia, habrían sido seres oscuros que escogían a alguien cada milenio para alimentarse todas las noches de su sangre y así vivir como humanos en el día, pudiendo soportar un poco la luz del sol (por eso hubiera escogido Forks para que vivan). Así justificaba que podían tener relaciones y además no quedaba en ridículo mi biología. Además, para justificar que alguien podría perder tanta sangre diría que los vampiros, como la sangre buena es escasa y no renovable, podrían implantar una bacteria que acelera el desarrollo de esta, pero también esto requería autocontrol.

Ahora sí, comparen. Ya queda en ustedes darme la razón, entonces, ¿crepúsculo apesta?

No se olviden de comentar, calificar, compartir y reír, pues para eso estamos aquí.

Saludos




Ayer y hoy


A veces me pregunto que tan rápido pasa el tiempo, últimamente no he tenido tiempo de escribir, extraño hacerlo con la misma fluidez de cuando estoy en la universidad, la verdad es que mi vida en vacaciones es tan aburrida que a veces me bloqueo  por el simple hecho de estar aburrido, hoy no es la excepción, he querido escribir un artículo con un tinte humorístico, de esos que gustan a todos, espero que mientras lo haga recupere eso que me hace sentir escritor.

Ayer, y cuando digo ayer me refiero al tiempo pasado que no es hoy ni mucho menos será mañana, recuerdo cuando por primera vez conocí una computadora, recuerdo que incluso me daba miedo escribir en su teclado cuando esta estaba apagada, o incluso pretendía dejar mensajes sin que esta esté funcionando. Ayer no conocía los celulares, lo máximo era el teléfono en casa, incluso los teléfonos con vasos de plástico e hilos. Ayer jugaba a saltar llantas, a la quemada, a ser pistolero; disfrutaba un carnaval en familia mojándonos o embarrándonos de algún sustancia que casi siempre era mortalmente dañina para el cuerpo humano (bah, ¡es carnaval!). Ayer mis permisos eran de dos de la tarde a seis como máximo, disfrutaba de los Power Rangers, de las caricaturas de Warner, de Doug, Sabrina, Clarissa, Pete & Pete, leyendas del templo escondido, le temes a la oscuridad, escalofríos, Pokemon.

Ayer coleccionaba tazos, comía cachitos, estaba pendiente de cada capítulo de Dragon Ball Z. Ayer lloré con la muerte de Angelmón; disfruté la resurrección de Goku, escogí ser un Caballero de Oro. Ayer las únicas fiestas que conocía eran las de cumpleaños, donde, después de un determinado tiempo, servían algún plato, casi siempre arroz con pollo.

Hoy… Hoy…. ¿Qué fue de ese ayer? Recuerdo que no era tan cerrado, me esforzaba por hacer amigos, por jugar. Los chicos de hoy… vaya, los chicos de hoy, hablo como viejo. Los chicos de hoy ya no se parecen en nada a los de ayer. ¿Acaso aún sales y ves que algún chico está contando arrimado a un poste de luz esperando a que todos se escondan? En realidad los ves reunidos entre ellos jugando con su Nintendo DS, o con su PSP; o se reúnen para jugar Devil May Cry, Resident Evil o Assasains Creed. Están más pendiente de sus celulares que de una conversación real. Ya no te piden el número de tu casa sino: “¿Me das tu facebook?”, “Sígueme en Twitter”.

Sus fiestas son más parecidas a orgías que la de los romanos. Ya no escriben, ya no les importa mucho ser niños. Ya no juegan, no se ejercitan mucho.

Así es, sé que parezco viejo pero de aquí a unos años les aseguro que ya ni siquiera saldrán de sus hogares.

Me puse algo nostálgico con este post, en sí este es el hoy, ¿qué nos depara el mañana?

Espero que les haya gustado, no se olviden de comentar, sugerencias, me gusta, etc.; pronto habrá un nuevo formato para el blog.

Gracias por leer.