De cara al ateísmo

Han pasado tantas cosas, la verdad a veces si desearía tener a alguien a quien poderle contar todas las cosas que me pasen sin esperar un juicio a cambio; pero bueno, ese no es el tema de este blog. Hace algunos meses me tocó encarar quizá la transición más complicada que he vivido a lo largo de mis ya casi 22 años, pasé de ser teísta a ser ateo. Algunas personas quizá se escandalicen al escuchar aquella palabra tan controversial, pero es la verdad, bueno aún conservo el agnosticismo más ya no la creencia firme de que arriba hay un dios, y mucho menos como lo pintaría algún libro sagrado contradictorio del cual uno pueda sacar un mar de contradicciones.

Algunas personas dirán y argumentarán muchas cosas pero la verdad no me interesa escuchar lo que me tengan que decir al respecto de una decisión que fue muy mía. La raíz quizá fue el hecho de haber tocado fondo y haber abierto los ojos; los seres humanos solemos ser demasiado egoístas, pensamos sólo en nosotros mismos, y para suplir esa necesidad de “hacer lo que moralmente está bien”, creamos a un ser superior todopoderoso, mismo que con un mínimo esfuerzo de nuestra parte resolverá los problemas mágicamente, aunque después nos demos cuenta que en realidad no ha resuelto nada. Bajo esta premisa decidí encarar la aseveración de que, por lo menos para mí, no hay ningún ser sobrenatural, o por lo menos ignoro el hecho de que haya, la verdad ya poco me interesa.

Aún así tuve que enfrentar la realidad de las verdades incómodas, puesto que ese amigo imaginario reconfortaba al crear supuestos y dar esperanzas de imposibles; he tenido que enfrentar la pregunta más difícil y cruel que me he formulado, ¿para qué estoy aquí?, y es que antes podía argumentar millón cosas, pero ahora me cuestiono todo, en realidad ¿para qué estoy aquí? Pues, para nada no ha de ser, exista o no un ser superior tengo que darle un sentido a todo esto, y la respuesta quizá fue más simple que la pregunta, pues… estoy aquí para vivir.

Y es que quizá para muchos esa no será una respuesta válida, pero hay que analizarla, estoy aquí para vivir puesto que entre muchos espermatozoides fui yo quien alcanzó a llegar (si, ya sé que esa frase es muy trillada), además, entre las muchas combinaciones de código genético existente fue la mía la que salió “seleccionada”, tal como leí alguna vez, yo no soy hijo ni de dios, ni del diablo, soy hijo de mi mamá, hijo de miles de años de evolución, hijo quizá de la casualidad, pero la casualidad tampoco es algo absoluto, puesto que incluso la mera existencia de un ser superior y perenne se debiera a ella; la casualidad es necesaria para poder forjar un motivo, la casualidad dio lugar a la pregunta ¿para qué estoy aquí? Y la vida es la respuesta más lógica, estoy aquí porque casualmente llegué a vivir y si quiero que todo esto valga la pena no me la pasaré pensando en porqué estoy vivo, sino viviré y dejaré huella para así poder responder esa gran duda.
No hay que desperdiciar la vida pensando en porque estamos aquí, hay que vivirla (vaya soné como JM, si estás leyendo esto saludos –No te enojes C=), para que al final el futuro nos diga, no importa porque estuviste aquí, pero ¡qué bueno que estuviste!

Es que yo no soy hijo del creacionismo, yo soy hijo de la evolución, porque algo si le quiero decir a esos teístas presumidos, inventores de falacias, es que si hasta el día de hoy el mono y la mona tienen monitos, es porque el tiempo es algo relativo y llevamos muy poco tiempo aquí en este mundo como para poder saber lo que nos esperará, o esperará a otras especies producto de la evolución.

Aún me quedan muchas dudas pero el creer en algo ciegamente no me va a llevar a responderme nada; no es que no crea en nada, creo en mí mismo, aún creo en la humanidad y en que somos nosotros los únicos que podemos cambiar toda esta situación, hay que despertarnos. A veces pienso que la religión solo es una especie de tapadera política más puesto que sin tanto odio, machismo, racismo, homofobia, misoginia, y demás atrocidades, las demás personas nos concentraríamos más en descubrir cuales son los verdaderos males de este mundo, y para aquellos que se creen dueños de todo, hasta de nuestras vidas, eso no es conveniente.

Entonces hay que despertar, hay que abrir los ojos y seguir caminando. Yo ahora sí camino totalmente solo, pero como dije el tiempo es relativo y la vida está llena de sorpresas, quien quita mañana pueda caminar junto a muchas personas más para lograr ese objetivo… que por fin todos entendamos que no hace falta pelear, ni creer, sino luchar y seguir, respetar y amar. Si hay algo de cierto en todos los libros “sagrados” es que el amor es la única clave para alcanzar el progreso y la paz.

Gracias por leer.

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